Ketari Blog
Viaje al país de los Brokpas
Tenía 4 días para recorrer la región de Ladakh, muy pocos días para conocer algo, las comunicaciones por esta zona hacen que un recorrido de 160 km dure todo un día y luego hay que volver, me hubiera gustado subir el puerto más alto del mundo, el Khardung La, y bajar al valle de Nubra y de allí ir subiendo hasta el Glaciar Siachen en el Karakorum, me hubiera gustado pasar una semana acampado en el lago Pangong Tso esperando ver al Leopardo de la Nieves, como hizo un mexicano con el coincidí, o recorrer la carretera hasta Srinagar en Cachemira, pero los puertos de montaña todavía se encontraban cerrados.
Así que decidí ir al pais de los Brokpas muy cerca de la Linea de Control entre Pakistán y la India, concrétamente a la aldea de Dha Hannu, el autobús hacia allí salía a las 9 de la mañana y nadie sabía decirme la hora de llegada yo me imaginaba unas 5 horas.
El viaje en este Autobús no es sólo un viaje, para ellos es el único momento en el que pueden tener contacto con otras personas del valle, cuyos pueblos se encuentran completamente aislados, en el autobús se cierran todo tipo de tratos, se fortalecen relaciones, … es el Bar de nuestras ciudades y para mi fue como sentarme frente a un Documental del National Geographic viendo unos paisajes espectaculares, como leer Oliver Twist de Dickens viendo a los niños trabajar en condiciones inhumanas en las carreteras, un tratado de Geopolítica viendo el despliegue militar indio en su guerra permanente y soterrada con Pakistán por el control de Cachemira, meterme en la máquina del tiempo y ver como vivía la gente hace 200 años, …
El autobús iba hasta arriba de gente, con suerte pillé un asiento en la parte de atrás junto a mi se sentaron 3 estudiantes que volvían a su pueblo, muy cerca de Dha Hannu, enseguida me empezaron a preguntar las típicas preguntas, cómo me llamaba, mi edad, si estaba casado, si tenía novia, mi religión, … todas mis respuestas les dejaban atónitos, que a mi edad no estuviera casado y fuera ateo es incocebible, pero al final la conversación acaba en lo que de verdad les interesa y es la obsesión que tienen con el “free sex” de la mujer occidental, tienen una idea bastante equivocada, afortunadamente, de las relacciones sexuales en Occidente, influenciados por las pelis de Hollywood.
De repente vi que para fumar se subían a lo alto del Bus, me dijeron si quería subir y yo que me apunto a un bombardeo allí fui, la sensación de recorrer una de las carreteras más peligrosas del mundo en lo alto del Autobús deber ser parecida a la de montarte en el trenecito de la Montaña suiza del Monte Igeldo sobre los railes del Dragón Khan, me imagino, los precipicios sobre el río Indo ya de por si dan vértigo, pero si además te cruzas con algún vehículo militar y el conductor apura las ruedas hasta el mismo precipicio la cosa se pone fea,
Durante el camino ves a cientos de trabajadores, muchos de ellos niños, trabajando para tener la carretera acondicionada, vital en caso de conflicto. Al día siguiente mientras volvía en auto-stop pude charlar con ellos, son niños que vienen de todas partes de la India, viven en la carretera, duermen en tiendas de campaña al borde de la carretera soportando las bajas temperaturas de la noche y trabajando de sol a sol.
También llama la atención la presencia militar, se calcula que hay 400.000 soldados hindúes en la región de Cachemira, y los cuarteles militares y el movimiento de tropas es constante.
Los paisajes siempre espectaculares con las montañas nevadas, el paisaje desértico y el color grisáceo del río Indo
Ibas viendo la vida de los pueblos desde lo alto del autobús, como a estas señoras vestidas con los trajes tradicionales, que todavía se usan en la vida diaria.
Durante el tramo final se alternaban pueblos Budistas con otros entéramente Musulmanes.
Después de 9 horas, el autobús me dejó en medio de la nada, quedaba poco para anochecer y allí estaba yo junto a unos chavalillos que volvían de la escuela y que me mostraron el camino para llegar al pueblo de Dha Hannu. Había que ascender por un camino de piedras después recorrer unos campos y por fin aparecía el pueblo, aquí lo que había eran burros, que te los encontrabas por el medio de la estrecha calle de subida, pero lo sorprendente llegaría en seguida.
Cuando ya me veía pidiendo alojamiento a cualquier familia, se estaba haciendo de noche, me encuentro con que hay una casa regentada por dos ancianos Brokpas que hace las veces de guest house, era el primer huesped desde el verano pasado, no se puede describir lo que sucedió aquella noche con aquella pareja sacada de hace 4 siglos durante la cena y todos los rituales posteriores, la casa en si era como otra cualquiera, sin luz, sin agua corriente y con baños a la turca.
Los nietos enseguida me enseñaron el pueblo, me llevaron a la escuela, al monasterio, …
Y me prepararon la cena
Luego bajé con la pareja de abuelos, sentados frente al fuego preparando un sencilla cena, todo un ritual, que consistía en unas cebollas pochadas con ajos, luego le añadían agua y de un trozo de hueso de cabra sacaban unos pequeños trozos de carne seca que iba a la cazuela, todo ello mientras de vez en cuando recitaban sus Tantras budistas haciendo girar el Mané, me ofrecieron un vaso de Chai (Té) un licor que no se muy bien que era y empezaron a recitar los Tantras con el rosario.
Los Brokpa son un pueblo que vive en un par de aldeas de la zona, gente con rasgos occidentales y con su propio idioma, el Brokpa o Aryan como le llamaban, la leyenda dice que son descendientes de los soldados de Alejandro Magno que se quedaron por estas tierras.
Al día siguiente me fui de aquel pueblo, con mucha pena, me hubiera gustado estar más tiempo con aquella gente, el señor de 81 años me acompañó hasta el autobús, el tío bajaba saltando entre las piedras más rápido que yo.
Parece mentira que un lugar perdido en el mundo esté tan cerca de la frontera más caliente del mundo donde dos potencias nucleares libran un conflicto que amenaza con una guerra nuclear.
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